lunes, diciembre 29, 2014

Y se acabó…el 2013

“Sé que escribir un post sobre el año es algo bastante esperable. No voy a caer en los recuentos, pero sí en la emoción que embarga a tantos clientes… y a mí. Estoy agotado… y no de hacer pesas precisamente. Ha sido un año intenso… han pasado muchas cosas… Y en estos momentos de profundo cansancio, en ésas caídas que vienen tras los cierres de fin de año (laborales, escolares, familiares) los trasnoches, los regalos y la familia… me pongo a divagar. La verdad… la energía no me da para analizar si ha sido un buen año o cómo será el otro… sino que mis interrogantes se cuelan en inesperadas profundidades… ¿Hago lo que quiero hacer? ¿Es esto lo que quiero hacer el resto de mi vida? ¿Lo he hecho bien hasta ahora? ¿Estoy bien? Y…buff… las respuestas no son todas las que quisiera escuchar… aunque sepa que están teñidas por el cierre del año. ¿Me gusta ser coach? Ok… no soy sólo coach… es una actividad… ¿Me gusta hacer coaching? ¿Soy bueno en ésto? ¿Cuánto tiempo más lo quiero hacer? No lo sé… No lo sé… No lo sé… ¿Me gusta escribir y ventilar mi vida privada… como me critican algunos? Hasta ahora… Parece que… sí… Parece que en estos momentos lo que más me gusta hacer es escribir…pero… ¿Escribir qué? De lo que aprendo en las sesiones de coaching. De lo que aprendo dando clases, talleres… De lo que aprendo en mis sesiones de terapia… pues sí… voy al psicólogo…. ¿Se nota? Está bien… parece que me gusta lo que hago, parece que igual me gusta el coaching… Entonces… ¿qué me cansa? Uff… temo escribir mi respuesta… pero creo que lo que más me cansan son las personas. Con este comentario dudo que me consagre como profesional del año de la salud o del coaching… Pero es algo que le he escuchado a tantos clientes que te dicen que su trabajo sería perfecto… si no fuera por las personas… Cuando escucho esto siempre le digo a mis clientes que los líderes tienen dos focos: las tareas y las personas. Si te enfocas mucho en las tareas puedes descuidar a las personas y generar un mal clima… Y si te enfocas mucho en las personas puedes generar un clima fantástico… donde se descuiden las tareas. No hay caso. No es tan fácil. Y a esta altura mi gran objetivo es salir de vacaciones y disfrutar a mi familia. ¿Podré? ¿Podrá uno… así de cansado… disfrutar de la compañía de otros? Sí y no. Hay relaciones que reponen, alegran, reparan Y hay otras que colman la paciencia y hacen que uno estalle. Entonces…¿qué hago? ¿Arranco de unas y aprovecho al máximo las otras? No se puede… no se puede arrancar de uno mismo… Por eso para mí lo primero es ser sincero y admitir que estoy cansado del mundo, de las relaciones, de los otros, como reflejo de lo cansado que estoy de mí mismo. Tengo un cliente que sale agotado de nuestras sesiones. Y me disculpo por ser tan agotador. Y se ríe… porque sabe que se agota de sí mismo… y yo lo escucho. Y yo escribo, me leo, me agoto y me río y pienso que mi psicólogo es un santo. ¿Cómo me aguanta? Sí, a esta altura del año me dan ganas de salir de vacaciones sin mí, dejar mis pensamientos y creencias en casa y disfrutar la playa. ¿Se podrá? Sin duda. Pese al cansancio, no pierdo la fe. Como me dijo un pesimista, soy un optimista. Lo que me hace un escéptico. Y aún así, creo que el cambio es posible, pues ya escribiéndolo veo más posibilidades que antes. Voy a diseñar unas vacaciones sin mí. ¿Cómo? No me voy a hacer caso. Voy a hacer lo mismo que hacen tantos clientes… voy a hacer lo contrario de lo que me dijo mi coach. ¡Y les resulta! Y aquí llego a la sabiduría de Tim Gallwey, aquel profesor de tenis que se dio cuenta que sus alumnos le pegaban mejor a la pelota cuando no decía nada. Entonces… ¿para qué hago clases de tenis? ¿Para qué hago coaching? Me imagino que para algunos clientes debo ser como ese profesor de tenis que solo dice cosas que me ponen nervioso (y no aprendo). Otros deben verme como una pared para practicar frontón… una buena pared para practicar los golpes que usarán en los partidos. No faltan los que esperan de mí un profesional de la salud, un kinesiólogo o traumatólogo de las creencias limitantes Tampoco me cabe duda que algunos me ven al otro lado de la cancha, ya sea como amigo, adversario o entrenador… Sí… espero que me vean eventualmente como coach. En definitiva… si un profesor de tenis no enseña mediante la palabra sino a través del ejemplo, del golpe, del movimiento… ¿Qué hacemos los coach para modelar? No quiero hablar por los demás, pero yo cuento cuentos… Cuento mis historias, mis tropiezos, aciertos y encuentros. ¿Qué hacen ellos con mis historias? Las rellenan a su manera… y empiezan a crear sus propias historias. ¿Y qué puede ser más reparador que tener un relato estructurado de los acontecimientos? Darle sentido al sin-sentido… o unir los puntos… como diría Jobs. Ahora… ¿para qué sirve esto? ¿Para qué sirven las buenas historias? ¿Los relatos estructurados o unir los puntos del pasado? Para escribir nuestro futuro con los aprendizajes del pasado. Para recuperar la esperanza. Sí, yo prefiero las películas americanas que el cine arte europeo. Me gustan los finales felices. Me gusta identificarme con los protagonistas. Creer en sus objetivos, soñar con ellos, sufrir con las dificultades. Y disfrutar con los triunfos, los cambios o los objetivos logrados. ¿Qué fácil… no? Bueno, así como dije en la primera línea de este post, lo ya escrito efectivamente fue bastante esperable. Que tengan un muy buen fin de año y un extraordinario 2014. A celebrar!” Sebastián Rodríguez, Coach PNL.

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