domingo, junio 24, 2018

“Vi a mi vida desarrollar ramas que se extendían ante mí como el árbol de higo de la historia./ De la punta de cada rama, como un higo gordo y morado, me llamaba y guiñaba un hermoso futuro./ Un higo era un esposo y un hogar feliz con hijos,/ otro higo era ser una poetisa famosa,/ otro higo era ser una brillante profesora,/ otro higo era Ee Gee (la maravillosa editora),/ otro higo era Europa y África y América del Sur,/ otro higo era Constantin y Sócrates y Attila y un montón de otros amantes con nombres raros y profesiones poco convencionales,/ otro higo era un campeonato olímpico/ y debajo de éste y encima de los otros se extendían más higos que no alcancé a descifrar./ Me vi a mí misma sentada al pie del árbol de higo, muerta de hambre porque no podía decidirme por uno de los higos. Los quería todos pero elegir uno significaba perder todos los demás y mientras me sentaba ahí sin poderme decidir, los higos comenzaron a arrugarse y a volverse negros para ir cayendo uno a uno ante mis pies.” Sylvia Plath

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