domingo, diciembre 09, 2018

"Hace 16 años tome un avión desde Córdoba a Mendoza. Tenía 23, era una estudiante y me iba a encontrar con quien sería mi cana al aire. A él lo había conocido un par de años antes cuando estaba de vacaciones y habíamos tenido onda. Pero el loco vivía en Chile y yo en Argentina, por eso seguramente íbamos a sacarnos las ganas que alguna vez nos tuvimos y cada cual para su casa. Todas las historias de amor comienzan bien. Todas tienen anécdotas divertidas, partes románticas y otras cargadas de emociones. Miradas, roces, canciones. Lo primero que este sujeto me escribió fue "Varadero no será el fin" y eso dio lugar a un intercambio de emails coquetones durante dos años, o casi. Mendoza fue el siguiente paso y tal como le pasó a Shakira, me enamoré. La cana al aire de los 23, ha sido mi compañero por los 16 que siguieron. No todas las historias de amor terminan bien. Muchas terminan como el orto. Juicios, mediaciones, intentos de suicidio, celulares estrellados contra la pared. Otras historias se desfiguran en el tiempo, en agonías eternas, se cronifican, se vuelven una enfermedad. Otras sólo siguen, en una rutina perpetua, repitiendo el día, una y otra vez. Las menos, son las que maduran con gracia, aquellas que se fortalecen y reafirman a cada paso. Las que nos encuentran siendo mejores personas cuando estamos juntos y creciendo a ritmo sincronizado. No voy a decir que la nuestra es una de las últimas, sería el cliché más mentiroso. La nuestra tiene un poco de todas. Batallas campales, competencia desleal, celulares estrellados y ahogados, rutina agotadora, desvelos llorados, amaneceres abrazados, miradas cómplices, códigos tan nuestros, sol, nieve, lluvia y arcoiris, enfermedades crónicas, bailes estramboticos, borracheras memorables, apoyo incondicional, subidas agotadoras, caídas dolorosas, viajes de todo tipo, incluso astrales, desgracia propia y ajena, lee esto y cuéntame que piensas, rascame la espalda, correte que tengo calor, porfa lávate los dientes, ahora te toca a ti, che, oye, no me weis, dejame de romper las pelotas, perdoname, la cagué, escuchame, me vengo, me voy. Te amo." Agustina Bosio

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