
Defender la alegría
como una trinchera
Defenderla de la rutina
y del escándalo,
de las ausencias
transitorias y definitivas.
Defender la alegría
como un principio...
de las dulces infamias
y graves diagnósticos.
Defender la alegría
como un destino.
Como una certeza.
Defender la alegría
como un derecho...”
― Mario Benedetti
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