martes, septiembre 05, 2017

Cada mañana

Voy en bicicleta como todos los días hace 2 años el mismo trayecto por Américo Vespucio tarareo en mi mente el Bourée de Bach me encuentro con las mismas personas, una mujer muy flaca que viste linda ropa, pero su cara es seria, un tipo judío que camina mirando su celular, sin mirar a su alrededor. A veces pasa alguien que me conoce y me grita del auto, a veces me encuentro con Martín y me hace señas desde la vereda. Me voy desabrigando mientras avanzo, pienso que la pega es pega, aunque no me guste me da plata, y siempre la transformo en algo placentero, para bien o para mal soy una hedonista asérrima. Observo el Cerro Manquehue me acuerdo de la Capita que me dijo le gustaría que la velaran ahí, y me conecto con la finitud de mi vida y que debo gozar el presente y hacer los cambios necesarios. En la rotonda pasa un auto con la radio con el tema "Despacito" y cambio mi radio mental a esa canción. Doblo por la Hualtatas sale el sol y pienso que todo va a cambiar para mejor "here comes the sun" y eso me hace feliz. El presente y el futuro me hacen feliz (estoy captando más serotonina con el deporte parece). En la tarde hago el mismo trayecto de vuelta de un día de trabajo, sea bueno o malo, siempre vuelvo en bici tarareando Bach. Bourée me calma me conecta con un orden superior con la mortalidad con el hecho que no somos infinitos. Puede ser porque Bach vivió hace mucho tiempo atrás y lo seguimos escuchando, me conecta con una estructura Universal de las cosas y que finalmente no somos nada tan importante como las hormigas en el hormiguero. Observo al caballero que le falta una pierna y pide dinero en las esquinas. Al hombre judío que vuelve del trabajo observando su celular sin mirar el paisaje alrededor. Y pienso que nada está tan mal, que todo cambio depende de mi finalmente. Canto Bourée versión Jethro Tull turururururuuruururuururururu. Magali Autters

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